La idea de celebrar en el mundo “El Día del Libro” fue propuesta por la Unión Internacional de Editores (UTE), y presentada por el gobierno español a la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). A esta iniciativa se le sumó la noción de “derecho de autor” expuesta por la Federación de Rusia.
Así, la Conferencia General de la Unesco, en su 28° reunión celebrada en 1995, aprobó por unanimidad proclamar el 23 de abril de cada año el “Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor”. Este último punto tiene como objetivo fomentar el respeto a los derechos de propiedad intelectual.
La resolución de la Conferencia General de la Unesco
Considerando que el libro ha sido, históricamente, el elemento más poderoso de difusión del conocimiento y el medio más eficaz para su conservación,
Considerando, por consiguiente, que toda iniciativa que promueva su divulgación redundará oportunamente no sólo en el enriquecimiento cultural de cuantos tengan acceso a él, sino en el máximo desarrollo de las sensibilidades colectivas respecto de los acervos culturales mundiales y la inspiración de comportamientos de entendimiento, tolerancia y diálogo,
Considerando que una de las maneras más eficaces para la promoción y difusión del libro -como lo demuestra la experiencia de varios países miembros de la UNESCO- es el establecimiento de un "día del libro", con la correspondiente organización de ferias y exposiciones,
Observando que no se ha adoptado una medida similar a nivel mundial,
Suscribe la idea y proclama "Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor" el 23 de abril de cada año, fecha en que coincidieron, en 1616, los decesos de Miguel de Cervantes, William Shakespeare y el inca Garcilaso de la Vega.